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Crean método para medir la calidad de las frutas y las hortalizas y prolongar su vita útil

Crean método para medir la calidad de las frutas y las hortalizas y prolongar su vita útil

Los amantes de los aguacates están familiarizados con esta situación: compran un hermoso aguacate y se mueren de ganas de probarlo. Nada más llegar a casa, lo cortan y se encuentran con una imagen inesperada y un poco desagradable: la pulpa de la fruta cercana a la punta está magullada.

En los Países Bajos, Wageningen Food & Biobased Research ha conseguido desarrollar un nuevo método para detectar la podredumbre del tallo del aguacate (esa decoloración marrón en la punta de la fruta) seis días antes de que pueda verse a simple vista. Este método tiene la ventaja de que no es necesario cortar el aguacate ni exprimirlo.

La medición no destructiva de la calidad de las frutas y hortalizas (porque este método puede utilizarse mucho más allá de los aguacates) puede ser de gran valor para todas las fases del sector hortofrutícola, desde los productores que quieren saber si su fruta está lo suficientemente madura como para cosecharla, hasta los importadores que desean comprobar que la calidad de un contenedor cumple los requisitos de sus distribuidores a su llegada.

Esos distribuidores también quieren controlar la madurez de los productos durante el almacenamiento. Y lo que ahora se hace sobre todo en un centro de investigación, podría ser posible en la práctica en el futuro con un medidor portátil. Por supuesto, también se podría incorporar la tecnología a las líneas de clasificación, siendo quizá la aplicación más significativa.

Espectroscopia visible del infrarrojo cercano
“Nuestra investigación pretende medir todo tipo de aspectos de calidad sin dañar el producto. Intentamos encontrar qué sensores pueden medir qué parámetros”, agrega Eelke Westra, director del programa de calidad poscosecha de Wageningen Food & Biobased Research. “Lo hacemos con espectroscopia visible del infrarrojo cercano, una técnica óptica que utiliza la interacción de la radiación electromagnética (400-2.500 nm) con la fruta”.

Prueba referencial

“La absorción del espectro nos permite ver muchas otras cosas además del color. A través de ciertos elementos químicos en la superficie del producto o justo debajo de ella, podemos observar propiedades físicas como la textura de la superficie, la firmeza o el tamaño de las partículas y aspectos químicos como la humedad, las proteínas, el almidón, el azúcar y el contenido de aceite”.

Propiedades físicas y químicas
Esta investigación consta de dos componentes principales que, juntos, deben llevar a determinar la calidad de un producto fresco. En primer lugar, se examinan las propiedades físicas y químicas exactas de determinados aspectos de la calidad. Esto se hace producto a producto, ya que cada variedad es diferente.

“Un aguacate maduro debe estar blando, con suficiente aceite, no ser fibroso, etc. Pero ¿qué hay exactamente en la pulpa para que sea así? ¿Qué hay que medir?”, comparte Eelke. Y luego hay que preguntarse qué tecnología y sensores pueden medir con precisión esas propiedades físicas y químicas subyacentes. Sin tocar el producto.

“Todavía estamos intentando definir qué factores físicos hacen que un aguacate madure. Ya se pueden medir cosas como la dureza y el contenido de aceite con los instrumentos existentes, pero eso no da suficiente información para saber si un aguacate está maduro. Se puede recorrer un largo camino, pero no el camino completo. Descubrir esos factores es la clave”.

Mediciones en toda la cadena
Cada método de control se centra en el estado del producto en un momento determinado. Así, los importadores y distribuidores pueden decidir qué hacer con ese producto. Sin embargo, Eelke está convencido de que, para tener una mejor idea de la calidad de un producto, hay que hacer mediciones más a menudo durante su ciclo de vida. “Habría que comprobar cosas como la firmeza y el contenido de grasa y materia seca en varios puntos de la cadena: después de la cosecha, al llegar a los Países Bajos y después de la maduración”.

“Habría que guardar conjuntos de datos de cada lote, no solo de medidas, también sobre dónde y cómo se cultivó el producto. Además, cuándo se cosechó y a qué temperatura se almacenó. Todo eso afecta al comportamiento de maduración del producto. Ese registro es realizable, porque las posibilidades de almacenar datos y analizarlos posteriormente están aumentando de forma espectacular. Y quizás toda esa información ya existe, solo que por separado; por lo tanto, combinarla y mantenerla actualizada podría mejorar cómo se toman las medidas en la línea de clasificación”.

“No creo que lleguemos a un punto en el que podamos medir todo a la vez. En ese sentido, nuestra investigación también es amplia, pues considera exactamente qué datos se necesitan para mejorar, por ejemplo, la decisión de maduración. La cantidad de sol que ha tenido la plantación puede afectar mucho, o las temperaturas medias de la mañana. Eso es lo que queremos saber. Luego, es el sector el que debe recoger toda esa información de forma fiable y, cuando sea necesario, compartirla con toda la cadena de suministro”, continúa Westra.

Medición hiperespectral
La técnica desarrollada por Wageningen Food & Biobased Research utiliza la espectroscopia visible del infrarrojo cercano, un método de medición óptica que se utiliza desde hace tiempo, así como la medición hiperespectral. “Consideremos, por ejemplo, una fotografía. Nos da una imagen bidimensional. Cada píxel tiene un valor de color determinado, y juntos forman la imagen. Ese es el espectro normal”.

Imagen hiperespectral

“La medición hiperespectral lee los valores dentro de un píxel. Ya no es en el espectro visual, sino en el espectro del infrarrojo cercano e incluso menor. En lugar de una imagen bidimensional, se obtiene un conjunto de datos tridimensional que no se puede convertir directamente en una imagen, pero sí proporciona información adicional”, continúa Eelke.

“Nuestro último desarrollo ofrece una configuración que correlaciona esos datos con observaciones prácticas, como, por ejemplo, los niveles de madurez”. Todo el estudio está aún en fase de desarrollo. Nuestra tecnología está en torno al nivel 5-6 de la escala TRL (Technology Readiness Levels). Así que sabemos que es posible, solo que todavía no está en un nivel en el que un gran importador pueda comprar la tecnología y empezar a utilizarla”.

Aplicación rápida y amplia
Las mediciones no perjudiciales tienen la ventaja de que el producto permanece intacto. La velocidad y la capacidad de lectura aumentarán para poder medir no solo muestras, sino todos los productos a largo plazo. La aplicación que los investigadores de Wageningen están desarrollando también debería estar disponible como solución rentable para todos los socios de la cadena. “Tenemos una instalación en Wageningen”, añade Eelke.

“Pero hemos demostrado que los equipos portátiles son una posibilidad, por ejemplo, para el control de calidad de un contenedor de fruta, o en el centro de distribución o en un mayorista. Los sensores están disponibles, así que vamos a ver cómo podemos trasladar nuestros sistemas de configuración a dispositivos que se puedan utilizar en la práctica, como parte de una planta de clasificación de alta capacidad, como medidor portátil para los productores en el campo o los inspectores en la planta”.

Los investigadores de Wageningen se centran principalmente en todas las variedades de fruta con esta tecnología. Por extensión, también se abordarán las hortalizas, así como todo tipo de productos sujetos a cambios de calidad, como la carne. “Los lácteos, quizá un poco menos. Los líquidos me parecen un poco más complicados”, concluye Eelke.

Para más información:

Eelke Westra
Wageningen University & Research
Eelke.westra@wur.nl

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